Hola, ¿se
puede?
Hace tiempo
que quiero contar mi vida no desde el resquemor por algunos momentos duros, si no desde mis vivencias llenas de
momentos de gran importancia para recordar y pisar con los pies en la tierra.
Nací en la
casa de un carpintero llamado José, no os asustéis, mi madre no era María, se
llamaba Celia. Mis padres ya tenían una
hija que fue la alegría de la familia cuando vino al mundo.
Yo fui la segunda y como eran tiempos en los
que no se sabía el género del feto, estaban todos ilusionados con un varón y
allí vine yo ¡que chasco cuando vieron
que en vez de una hermosa colita fue….
Un diminuto “chochito!
Mi hermana tenía
más de dos años y era una preciosidad de niña, Rubia con unos ojos azules preciosos,
tremenda, divertida.
A mi nunca
me lo dijeron, pero vi una foto de recién nacida y la verdad que era una carita
diminuta, eso sí con unos ojos grandes morenita de pelo y un cacho de frente… mi
padre me decía que tener la frente grande era señal de inteligencia, yo más
bien creo que el pelo se equivoco al
salir y no savia donde empezar ni donde terminar, pues la nuca la tengo bien
poblada.
Ya estaba
aquí, me pienso que el disgusto no les duró demasiado, creo que en su deseo de
tener un muchacho, salí yo, una niña muy manitas, me gustaba ayudar en el
taller de carpintería a mi padre.
. Desde bien jovencita igual pintaba la casa
que arreglaba un enchufe, labores que más bien en aquellos tiempos las hacían
los hombres.
Fui un
bebe difícil, enclenque y creo que a mis padres les di algún disgusto
por mi salud, porque aunque no fui lo que ellos querían, los padres cuando te
tienen en sus brazos quieren mucho a los hijos y ese debió de ser mi caso.
La vida
continuaba y cuando yo casi tenía tres años vino al mundo la tercera hija de
José y Celia, yo creo que a esta tercera no se habían hecho ilusiones, y es que
nació una niña también preciosa con una piel blanquísima y un pelo rubio. Si la
primera era tremenda esta se llevaba el premio. De pequeña decía que sería
maestra para pegar a los niños.
Ya mis padres tenían un trio de niñas, yo conforme pasaba el tiempo era mas bonita y tengo que decir que mis hermanas seguían siendo fantásticas yo un poco mas tímida o algo así,
Hasta aquí
os he contado a grandes rasgos mis primeros tres años de vida, no he podido
contar anécdotas porque ni me han contado ninguna ni las recuerdo. Ser el
segundo hijo en aquellos tiempos en los que no se planificaban los embarazos y
eran tiempos duros, debía de ser un “coñazo” sobretodo si ansiabas un género y salia otro.
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