Ahora vive en la costa y yo creo que sentirá un amor profundo por ese mar y que me contara sus juegos en la arena.
Esta primavera tan rara pero lluviosa está dando unas vistas del terreno preciosas, un monte verde y fresco que destila olor a bosque y unos cielos preciosos.
En Lleida me esperaba una noche de tormentas y muy fresca pero desde el balcón tomé estas fotos.
Por la mañana seguían los cielos nublados.