Conocí a José Luis a los catorce años, el tenia uno más, fue mi primer AMOR, lo pongo con mayúsculas pues así lo he recordado siempre. El iba con una pandilla que eran muy simpáticos y aunque no era el más guapo de ellos enseguida me hizo “tilin”

Era muy cañero y tenía mucha gracia, cosa por la que muchas veces nos enfadábamos, pues no me gustaba que mirase y hablase con otras chicas, en aquellos tiempos, reconozco que era un poco celosilla, bueno y lo seguí siéndolo mucho tiempo. Ahora me he curado de ese defecto, es algo que crea mucha inseguridad en uno mismo.
Como he dicho, no era un galán de cine, pero en ese tiempo que seguíamos las novelas por la radio, para mí todos los protagonistas me los imaginaba como El, estaba muy enamoradita e ilusionada. En aquellos tiempos que hasta besarse era pecado, (yo era muy beatilla) era un sacrificio estar al lado de una persona que te atraía tanto y siempre estar en guardia para que el chaval no se propasase.
A los quince años entre a trabajar a un colegio de monjas, como ayudanta en la cocina, en unas de mis vivencias os conté esta experiencia, pero lo relataré rapidito. Era un trabajo agotador, nos hacían levantar a las seis de la mañana a preparar los desayunos para más de doscientas personas, a las ocho a Misa y después trabajando sin cesar hasta las tres, teníamos dos horas libres en las cuales teníamos que ir a clase de “corte y confección” y a las cinco otra vez a la cocina hasta las diez. Los domingos me dejaban salir de tres a seis, ósea no tenia tiempo nada más que de ir a ver a mi familia.
José Luis y sus amigos no contentos con esta vida que yo tenia, muchas tardes venían y se ponían a cantar debajo de las ventanas de dicha cocina, uffff, yo venga a hacer ruido con las cacerolas para que las monjas no se dieran cuenta que me cantaban a mí.
Por fin comprendí que no podía seguir con esa vida, que en el momento sirvió para huir de un jefe abusador, pero que podía optar por otro trabajo mas libre.
Seguí mi noviazgo con mi chico, ahora nos queremos, ahora no. Entre tanto mi hermana pequeña y mi prima, nos seguían y se burlaban de mí, me decían que era muy feo, pero yo lo quería muchísimo.
El se fue a trabajar a Zaragoza (era mecánico) y venia algún fin de semana, pero la distancia……
A los diez y nueve años, decidí marcharme a trabajar a Alemania, en mi casa a causa de la enfermedad de mis padres la economía era muy débil. El se enteró de mi decisión y vino a convencerme de que no me fuese tan lejos, que me buscaría trabajo en Zaragoza, pero mi decisión estaba tomada.
El día que salimos la expedición a Alemania, en Zaragoza teníamos que parar unas horas hasta coger el tren a Irún, fue maravilloso quedamos en vernos y con las otras compañeras y el novio de una de ellas fuimos a una sala de fiestas, yo nunca había visto una cosa igual, lo pasamos estupendamente, bailamos, reímos…… Y llego el momento de la despedida, triste, con pena y lo peor seria la última vez que lo vería.
A los pocos meses de estar en Alemania carteándonos, me llego una carta en la que me decía que no me olvidaría nunca, pero que había conocido a una chica y que claro la distancia lo agobiaba. Lloré como nunca había llorado y eso que era muy llorona. Pero la vida da muchas vueltas y después de rolletes (de los de aquellos tiempos) soy una mujer mayorcita felizmente casada y con dos hijos estupendos y un maravilloso nieto.
Desde luego me gustaría haber visto a José Luis alguna vez, por saber como le ha ido en la vida, confío que haya sido feliz.
Fin