
Las mujeres con la sensibilidad a flor de piel, lo pasamos mal y creo que lo hacemos pasar también a los demás. Lo extraño es que las personas que nos rodean no sepan tener tacto en el trato que muchas veces nos dan.
Claro hablo desde mis sesenta y pico años y perteneciente a una generación que se acostumbro a darlo todo a la familia a los, padres, hermanos, pareja y por fin los hijos.
Estos últimos, otra generación, que en la infancia y adolescencia lo tuvieron casi todo,el que quiso pudo estudiar y prepararse para la vida de adulto.
Otra cosa son los tiempos que se viven en los que es tan difícil hacerse un porvenir y vivir en muchos casos de una manera digna.
Pero al mismo tiempo se creen la mayoría que son el ombligo del mundo y no aceptan ni la compañía de sus mayores ni sus buenos consejos y prácticamente hacen pensar que somos seres inútiles, cuando por nuestra experiencia y los años vividos, mientras tengamos nuestro cuerpo medianamente en condiciones tenemos un gran valor.
Esto de que para visitar a los hijos se tenga que pedir audiencia como si de una autoridad se tratase, me parece de ciencia ficción.
Yo fui feliz rodeada de familiares y los veranos los pasaba en el pueblo con mi suegro, me gustaba llevar a mis hijos allí pues mi marido tenia mucha familia y yo quise inculcarles el amor por los suyos.
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Estoy preocupada por mi amiga Ana Morgana, en el último comentario que me hizo se despedía y sus blogs no existen, agradecería me dierais alguna noticia si tenéis.