Metamorfosis juventud- vejez

Hoy estoy inspirada y con buen humor.

Estaba en la cama haciendo la pereza y he pasado de soslayo por mi vida, tocante a mi físico y yo sola me reía (siempre he sabido reírme de mi misma).
En mi adolescencia, como os conté en otra entrada, estuve cargada de complejos, el primero, mis colmillos, que crecieron desordenados, era picona y no tenían sitio para colocarse. Cuando me reía, hubiese deseado tener a mano un abanico para taparlos y al mismo tiempo ser un poco coqueta. Cuanto me acuerdo de los niños, que ahora los queremos perfectos y lo que más cuenta es el físico. Con esta crisis, como lo deben de notar los dentistas, mira que son caros.
Bueno a lo mío, ese complejo con los años desapareció, tengo unos dientes muy bonitos, pero cuanto recuerdo aquellos desordenados dientes que me permitían comer buenos bocatas y hasta turrón del duro, y no tener miedo a reír muy fuerte, estornudar o incluso toser, ufff que nos perdemos, por esos complejos de juventud.
De algo que estaba orgullosa era de mis mamas, ni grandes ni pequeñas, perfectas, después tuve a mis hijos y la talla creció, para nada, mis hijos fueron alimentados con biberón. Mucho volumen pero nada de alimento.
A mis cincuenta y tres años, me extirparon un tumor en la mama derecha con su consabido vaciado de la axila, me quedó un pecho pequeño y terso, el otro grande y algo caído. Por fin por problemas de espalda me redujeron la mama izquierda, estupendo, tenia el tamaño de pecho de mi juventud. La alegría me duró dos años, zasss¡¡¡ volvió a aparecer otro tumor en la mama reducida, y resultado….otra vez mis tetillas, están desequilibradas. Desde luego se arregla con un poco de trampa y tan feliz. Pero la felicidad me ha durado cinco años, ahora estoy pendiente de que me avisen para hacer una biopsia, tan nerviosa me puse que no pregunté en cual, es igual, aquí estoy preparada para lo que venga.
Tengo sesenta y siete años y los vivo y disfruto sin complejos.
Un abrazo y buen fin de semana

La imagen pertenece a Internet